Entre los sectores que se han visto afectados de lleno por la actual situación de crisis económica se encuentra el de la investigación privada. Los detectives de nuestro país han tenido que cambiar sus habituales técnicas de trabajo y amoldarse a las medidas adoptadas por el Ejecutivo para evitar la propagación de la pandemia del coronavirus. Es por ello que apuestan por el teletrabajo para seguir gestionando los encargos previos a la entrada en vigor del estado de alarma, aunque a este cometido suman más llamadas de clientes víctimas de estafas por Internet que proliferan tras la cuarentena decretada en todo el país.
El trabajo de los detectives privados se ha visto condicionado por las medidas recogidas en el real decreto del pasado 14 de marzo que establece que, en lo que a ellos respecta, no pueden trabajar en el exterior al no considerarse su actividad como esencial. Ello provocó la reacción de la Asociación Profesional de Detectives Privados de España y otros colegios profesionales que consultaron con el Ministerio del Interior cuáles eran sus límites de movimiento. Únicamente tienen vía libre para desplazarse a sus lugares de trabajo, lo cual implica que tienen que adaptarse a esta situación e intentar continuar con los seguimientos a practicar por cauce telemático.
Precisamente, esta vía es la que ha hecho que, en las últimas semanas, proliferen las estafas y los ciberdelitos. Según fuentes del sector consultadas por La Información, las falsificaciones tienen escalas que pasan desde las muy poco elaboradas hasta las que que rozan la perfección. Muchas de estas estafas cometidas en la red y por la que se recurre a un investigador privado están relacionadas con la situación actual. Los defraudadores se hacen pasar por organismos públicos, imitan los logos de la Administración y envían mensajes a sus víctimas emulando ser la Seguridad Social o la Agencia Tributaria. Tras ello les requieren el ingreso de dinero a cuentas bancarias abiertas, en su gran mayoría, en países que no pertenecen a la Unión Europea y en los que no llega, por tanto, la Europol.
La crisis como oportunidad
Los estafadores se aprovechan de la dificultad actual del usuario para contactar con unas administraciones colapsadas y acaban consiguiendo que la víctima caiga en sus redes. Incluso, en algunas ocasiones, obligan a efectuar los pagos con criptomonedas, lo que facilita el anonimato del cobrador y dificulta la trazabilidad. ¿Cómo trabaja el detective privado ante esta tesitura para dar con el ladrón? Lo primero que hacen es estudiar si se trata de un acción separada o un patrón repetido en el tiempo puesto que eso es lo que diferencia los hechos más puntuales de las estafas orquestadas a gran escala. No obstante, advierten de que no existe un perfil concreto de personas estafadas y en este tipo de circunstancias sociales donde la incertidumbre es mayor todos los ciudadanos son potenciales víctimas.
El objetivo de muchos detectives, además de dar con el estafador, es también probar que se ha producido un delito. Esto es así porque muchos de ellos son abogados y orientan su trabajo al campo jurídico. Tal es el caso del detective experto en antifraude y también abogado Daniel Gonzálvez Mas. En conversación con este periódico, el también director de la agencia Danigmas y profesor en la Universidad Internacional de Valencia, explica que, en su caso, trata de probar que efectivamente se ha producido un timo. El objetivo es construir un argumentario para poder incluir a la persona estafada en la categoría de víctima. Hay que tener en cuenta que siempre deben plasmar las conclusiones que entregan a los clientes en informes que, a veces, se constituyen como prueba de parte ante un tribunal.
Esto puede ocurrir por ejemplo en investigaciones relativas al fraude a la Seguridad Social, las cuáles, además, van en auge en este sector. En algunos casos, empresas y mutuas encargan a los detectives que pongan el foco en trabajadores que se hace pasar por enfermos para lograr bajas o intentan lograr minusvalías que no se corresponde con la realidad, por lo que el trabajo del detective pasa por comprobar si las sospechas del cliente son ciertas para luego demostrarlo en sede judicial. No obstante, hay trabajos muy comunes que no terminan en los tribunales, como ocurre en los encargos relativos a cuestiones de familia y pareja. Muchas personas siguen recurriendo a investigadores privados para averiguar si su cónyuge le es infiel o también si sus hijos sufren ‘bullying’ en el colegio.
El ejemplo de Singapur
La única manera de continuar investigando estos encargos mientras dure el estado de alarma es servirse de herramientas de búsqueda en Internet, como es el caso de Osint (Inteligencia de fuentes abiertas). Estas técnicas permiten al detective recopilar y analizar información clave de las personas a las que le siguen la pista. A ello hay que añadir, además, las tradicionales fuentes de búsqueda ‘online’ como son los perfiles de las redes sociales, en cuyos contenidos se fijan especialmente para conocerles más de cerca. De hecho, incluso en estos momentos sirven como pista para saber dónde pasan la cuarentena. “Estamos en una investigación continua”, explica Gonzálvez.
Con todo, el colectivo -sujeto a las directrices del Ministerio del Interior- ya ha planteado sus quejas en torno a las competencias atribuidas en el estado de alarma. En otros países, como es el caso de Singapur, las autoridades se valieron de investigadores privados para que, en connivencia con la policía, lograran ubicar el foco de contagio localizado en una tienda de medicina tradicional china que previamente había regentado un grupo de turistas chinos infectados con el virus. Gracias a las imágenes grabadas, el rastreo de los teléfonos y el trabajo de campo, las autoridades lograron dar con las personas que habían en estado en contacto con los turistas y les ordenaron una cuarentena forzada aunque fueran asintomáticas.
El resultado fue que cortaron la cadena de contagios y lograron reducir drásticamente el número de víctimas hasta un total de cinco, según informó la BBC. Es por ello que reivindican su función como detectives privados y recuerdan su papel en calidad de ‘primer batallón de escuadra’ en el arranque de cualquier tipo de pesquisas. El sector pide una labor más cooperativa y comunicación más directa con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ante esta situación inédita del país y a tenor del resultado que ha dado la cooperación entre investigadores privados y públicos en países del sudeste asiático para frenar la pandemia del coronavirus.
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